miércoles, 26 de mayo de 2010

Sueños Rotos.


No sé cómo salir del negro pozo en el que me encuentro. Sé que tarde o temprano dejaré de sufrir y podré volver a disfrutar de la vida, pero me duele mucho la situación en la que estoy. Hace apenas unos meses, era completamente distinta. Estaba con Pablo y vivía convencida de que por fin había encontrado al amor de mi vida.


Entonces llevaba dos años con él. Todo había empezado en una fiesta de fin de año. Yo, aquel año, había pedido un deseo: quería encontrar a la persona que de verdad me hiciera feliz. Ya había acumulado demasiados fracasos en el pasado y buscaba a alguien que me quisiera bien, que supiera amarme como creo que cualquier persona se merece. Y fue formular ese deseo en voz baja y verle caminar hacia mí. Hablamos de algunas tonterías, bebimos bastante y aquella noche acabé en su casa, despertando sentidos a la orilla de su piel.


El primer año pasó volando y fue como si desde siempre hubiéramos estado juntos. No había ninguna situación extraña y yo sentía que estábamos hechos el uno para el otro. Desde el primer momento nos veíamos mucho y pasaba muchísimas noches en su casa. Entonces llegó el día. Yo me tenía que mudar, pues nos cambiaban el contrato del piso en el que vivía con unas amigas y lo subían demasiado para que pudiéramos seguir allí. Me puse a buscar piso con mis colegas y entonces él me dijo que era una tontería, que él tenía su casa y que nada le haría más feliz que despertarse cada mañana a mi lado.


Sentí que todo estaba yendo demasiado deprisa, pero que no me importaba. Apenas llevaba unos meses saliendo con él, pero ¡qué más daba! ¿Por qué pensar tanto las cosas cuando el corazón te dicta claramente el camino que seguir? Acepté y fue mucho más maravilloso de lo que había imaginado. Acostarme cada noche entre sus brazos y despertarme con sus caricias era el sueño que siempre había tenido.


Yo notaba que él me amaba mucho, que por fin había encontrado a alguien que me quisiera como quería. Además, era detallista y considerado. Nuestra nube duró casi dos años. Por entonces, él se quedó sin trabajo. Aquello le afectó mucho, porque además hubo malos rollos en su empresa. Yo le veía completamente perdido y no sabía qué hacer para animarle. Noté que cada vez se alejaba más de mí. Me daba la impresión de que cuando intentaba ayudarle, lo que conseguía era justo lo contrario: agobiarle aún más. Y ésa no era mi intención. Lo probé todo: desde darle más aire hasta convertirme en su sombra. Y nada parecía funcionar. Sentía que vivía con él, pero que en verdad él habitaba en un planeta muy lejano al mío.



La verdad.


Un día, yo estaba tan estresada, que exploté: tuve una crisis de ansiedad. Al cabo de un par de semanas, hablamos del tema con tranquilidad y le dije que me inquietaba muchísimo la distancia que había entre nosotros dos. Y entonces él me confesó lo que en verdad le sucedía. Fueron las palabras más amargas que he oído en mi vida: se había enamorado de otra.


Durante todo ese tiempo en el que yo me había desesperado porque creía que estaba deprimido, él estaba pensando en otra mujer y por ello cada día se distanciaba un poco más de mí. No quería hacerme daño, pero ¿cómo iba a no hacerme daño? Yo seguía pensando que era la persona con la que quería compartir toda mi vida y en cambio para él las cosas habían cambiado. Todas sus promesas y todos nuestros sueños habían muerto, pero seguían viviendo en mi interior, como si nada pudiera destruirlos, como si no quisiera admitir que la realidad los había hecho estallar en mil pedazos.


Después de decirme aquello, decidió que lo mejor era que nos separáramos y durante un tiempo no nos volviéramos a ver. Me dijo que me dejaba 15 días en su casa, para que pudiera encontrar un lugar en el que vivir. Y yo recorría aquella casa que había sido nuestro amor como un espíritu en pena, sabiendo que mientras yo lloraba, él besaba a otra. Tenía tan pocas fuerzas para empezar nada, que me fui a casa de mis padres. Ahora estoy con ellos, intentando rehacer mi vida, intentando recomponer los sueños que se han roto para siempre.


2 comentarios:

Laura Alonso Requejo dijo...

Aquí estoy :D
dios me encanta, me he esta emocionado, no puede ser esto. Son geniales y te lo diría siempre, tendría que haber muchos mas blog's así. Un besito y continua así :D

Zârck. dijo...

Gracias por pasear por mi Jardín, espero seguir viéndote por el.
Un saludo.